El Museu Valencià de la Illustració i de la Modernitat (MuVIM) presenta entre el 17 de enero y el 22 de abril la exposición “La rebeldía antifascista (1942-1944)” en la que se recogen una serie de imágenes realizadas por el fotógrafo griego Spyros Meletzis (1906-2003).
Meletzis nació en Agioi Theodoroi, isla de Imvros, Grecia. Se inició en la fotografía de la mano de Alexandros Panagiotou en Alexandrópolis y del fotógrafo palaciego Georgios Boukas, en cuyo estudio trabajó cuando llegó a Atenas en 1927. En 1937 recorre la región de Epiro tomando fotografías durante veintidós meses. En los años de la ocupación italo-germana viajó al Peloponeso, Macedonia y Evrytania para fotografiar la resistencia antifascista. En diciembre de 1944, en los albores de la posterior guerra civil, fue hecho prisionero durante la batalla de Makry-gianni y enviado a un campo de concentración en Eldaba (África), del que volvió tras la firma del tratado de Varkiza. Después de la guerra recorrió el país y sus zonas rurales. También fotografió personajes políticos y miembros de la familia real. A partir de 1960 se centró en la fotografía de antigüedades y en la publicación de guías para los museos arqueológicos de Atenas, Delfos, Olimpia, Epidauro y Rodas. A partir de su experiencia en la resistencia antifascista publicó más tarde el libro “Con los rebeldes en las montañas”.
Las primeras fotografías de la resistencia de Meletzis datan de 1942, durante su recorrido por el Olimpo. Hizo el viaje solo. Llevaba una cámara prestada y un carrete de película. Durante este primer viaje visitó el pueblo de Karia y desde allí, en largas marchas de 16 a 20 horas llevando a la espalda las cubetas, cámara y trípodes, recorrió una enorme distancia hasta llegar a las montañas donde se habían dado cita los rebeldes del Olimpo, Kissavos, Oxya y Kozakas. Tomó 15 fotografías en total -las primeras de la resistencia- de las cuales sólo se conservan tres. Su segundo viaje le llevó al Peloponeso, llegando a Arkadia en septiembre de 1943. Para entonces el ELAS ya dominaba Roumeli, Tesalia y Macedonia, reforzando su posición en el Peloponeso. Va equipado con suficiente película y con su propia cámara, una Rollei Flex de 6 x 6. Llega a Chrani, sube hasta Isari y visita el pueblo de Bastas. Su objetivo era dirigirse a Garantza e ir al encuentro de los rebeldes en Psari, un pueblo en las tierras altas de Trifylia. Allí fotografía las primeras partidas de rebeldes que llegaban de las llanuras de Ithomis, un grupo de prisioneros alemanes y la primera mujer rebelde, Anneta. Del Peloponeso reveló 25 carretes, alrededor de 300 fotos, de las cuales sólo unas pocas se conservan. En febrero de 1944, ahora como fotógrafo oficial del EAM, organiza su tercer y último viaje a las montañas. Partió de Atenas junto con el enlace Yiannis Strimonas, dos partisanos y un empleado de la estación de ferrocarril. Con documentación falsa bajo el seudónimo de Paraskevas Ikonomidis, viaja desde El Pireo hasta Larissa. En Agoriani -cerca de Lamia- se tiró del tren y de allí, ayudado por los lugareños, acabó en Lutra, Smokovos. Su destino era Viniani, pueblo conocido como la capital de la Grecia Liberada.
Tuvo que atravesar Rendina, en Tesalia occidental, y subir a pie hasta la cima del Zakharaki para llegar a Fourna. De allí, volvió a subir a la montaña Zakharaki, atravesó el río Megdova y finalmente, después de dos días y medio marcha, llegó a Viniani, donde instaló su laboratorio fotográfico. Más tarde lo trasladó a Petrilia.
La exposición, comisariada por Nina Kassianou y Nicolás Sánchez Durá, muestra, salvo algunas fotos que se conservan de sus primeros viajes, los lugares y sucesos más significativos del tercero. Su equipo fotográfico incluía 340 carretes Kodak Agfa Ferania (adquiridos a través de la venta de fotografías de antigüedades a los alemanes), una cámara Rollei Flex de 6 x 6, otra cámara más de 10 x 15 con objetivos Geiss, una cámara Leitz, papel fotográfico Agfa e Ilford, una ampliadora, productos químicos para el revelado, un termómetro especial, una linterna de bolsillo con 10 intensidades, 2 trípodes, cubetas de revelado de 13 x 18 y de 30 x 40, y un par de botas de montaña.
La peripecia vital de este fotógrafo justifica por sí misma un viaje a Valencia para ver sus fotografías. Si tenéis oportunidad no dejéis de verlas.
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