jueves, 7 de diciembre de 2006

EXPOSICIONES: AGUSTÍ CENTELLES

El Palacio de la Virreina, dependiente del Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y situado en plenas Rambas, es la sede de una de las mejores exposiciones de fotografía que se pueden visitar este año: “Centelles. Las vidas de un fotógrafo. 1909-1985”.
En la obra de Agustí Centelles se encuentra contenida buena parte de la memoria visual de la Guerra Civil española.
Centelles vivió la guerra ejerciendo su profesión -como fotógrafo acompañó al ejército de la República en Aragón y Cataluña- y tuvo que marchar al exilio, derrotado. Inició aquel viaje acompañado de un increíble tesoro: los millares de negativos que generó su Leica. Y lo hizo no por consideraciones artísticas, sino para evitar las previsibles represalias del ejército franquista sobre los miles de protagonistas de sus fotos.
En 1939, por encargo de las autoridades republicanas, cruzó la frontera a Francia y dejó el archivo al cuidado de una familia durante 32 años. Volvió del exilio clandestinamente para vivir en el silencio absoluto, a pesar de haber sido uno de los fotógrafos de prensa con mayor proyección de Cataluña.
Después de la muerte de Franco, regresó a Francia para recuperar el archivo donde también estaban sus fotografías y no fue hasta 1978 cuando sus fotografías comenzaron a exponerse. En 1984 recibió el Premio Nacional de Artes Plásticas y murió un año después.
Esta exposición documenta la historia de cómo aquellos negativos se salvaron de la destrucción y volvieron a emerger al cabo de los años. Presenta, por primera vez, una aproximación global a la figura del fotógrafo y a su obra, incluyendo la etapa formativa durante los años treinta, el desarrollo del reportaje gráfico en los periódicos de su época, las peripecias del fotoperiodista de la guerra y el exilio; finalmente, la forzada reconversión a la fotografía industrial y publicitaria, y su reconocimiento, casi póstumo, como una figura internacional y como referente esencial de las generaciones posteriores de fotoperiodistas catalanes.
Comisariada por Miquel Berga, la exposición incluye, además, instalaciones de fotógrafos contemporáneos como Joan Fontcuberta y Gervasio Sánchez, así como audiovisuales de Quelic Berga y Maite Ninou. David Trueba y Kim Manresa han colaborado también con valoraciones personales sobre el legado de Centelles.




El golpe de estado de 1936 y la posterior Guerra Civil dejaron muchos cadáveres por el camino. Algunos, cadáveres reales, gentes enterradas o abandonadas en una cuneta; otros, cadáveres fictitos, personas enterradas en vida, personas a las que se les negó la posibilidad de vivir con dignidad. Esta muestra, entre otras cosas, es un homenaje a estos últimos.

Yo tuve la oportunidad de visitarla y os puedo decir que, a parte de los interesantes contenidos, esta exposición supone un ejemplo a seguir a la hora de plantear la revisión de la obra de un gran fotógrafo: una puesta en escena espectacular, abundantes elementos contextuales que ayudan a hacerse una idea de cómo era la vida en la época en que vivió el autor (en el caso de Centelles, las duras condiciones por las que tuvo que pasar en algunos momentos) y, por supuesto, una gran cantidad de fotos. En resumen, una muestra de visita obligada que os acercará a uno de los iconos del fotoperiodismo español del siglo XX.

El catálogo de la exposición (43 €) está publicado por Lunwerg -¿alguien me puede explicar por qué esta editorial no tiene página web?- y, si os interesa el autor, es importante que sepáis que Photobolsillo acaba de reeditar el volumen dedicado a Centelles, con más fotos y una interesante introducción del leonés Julio Llamazares.



La muestra estará abierta hasta el próximo 4 de marzo de 2007 y la entrada a la misma tiene un precio de 3 €.

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